Mi gran pequeño dictador -.
Vivo en un pequeño mundo, en el que existe un pequeño país, rodeado de muchos otros países, en el medio de dónde nadie ve. En mi pequeño país hay sólo 2 habitantes, mi gran pequeño dictador y yo. Es un gran dictador, porque todas las heridas que lleva encima lo fueron envejeciendo e hicieron que su canoso pelo tuviera una gran aparición. Es un pequeño dictador, porque su soberanía sólo abarca, en su mayoría, a mí.
Mi pequeño gran dictador propone y dispone de todo orden y desorden de mi pequeño país. Es un gran hombre, que a menudo me hace feliz, se preocupa por la salud de sus subditos (es decir, por mí) y de que no nos falte nada de cualquier cosa que se pueda pedir.
Mi pequeño gran dictador controla todo lo que se supone que debemos hacer, maneja un gran reloj en su muñeca al que siempre se debe de obedecer. Es un hombre muy sabio, bastante inteligente, por eso sabe que si quiere conseguir poder debe de lograr que sus ciudadanos lleguen a temerle.
Mi pequeño gran dictador es un recurrente utilizador de mis lágrimas, para conseguir disminuir mi poder y así consigue mucho más fácil el hacerme obedecer. Y casi siempre lo consigue haciendome recordar cómo era el país anterior al que abandoné.
No es que me queje, porque ahora estoy mucho mejor aquí. El dictador de mi anterior país disfrutaba de meterme a prision y hacerme sufrir. Con mi pegueño gran dictador sí puedo salir al exterior, sólo debo de pedirle autorización con previo informe entregado de a dónde, cuándo, con quién y para qué realizare tal o cuál expedición. También me dice cómo vivir y tiene para mí una larga lista de cosas para NO hacer. Dispone del territorio de mi pequeño país, y cualquier visita de un extranjero no es bien recibida, sobretodo en la gran cantidad de tiempo que él trabaja en su oficina.
Mi pequeño gran dictador, ¡está tan incomprendido en el día de hoy! No es un hombre malo, ni nada de eso. Es sólo que a él tambien mucho lo lastimaron, ¿No es cierto? Después de todo, yo se que en nuestro pequeño país nos mandas porque nos quieres mucho, y que por eso tu enojo es mayor cuando desobedezco tus normas de orden y desorden.
Mi pequeño gran dictador, no debes de temer, nunca te abandonaré, pues si hay algo que quizas no pudiste comprender del todo, es que a pesar de todo yo siempre te amé, igual que a mi dictador anterior.
No te pongas triste mi pequeño gran dictador, yo ya cambié mi cuidadanía al pequeño país donde ahora mandas y demandas vos, y no atesoro de ningun modo volver con mi anterior dictador, sólo es un recuerdo cariñoso el que de él me queda, cuando me encerraba en la prisión.
Mi pequeño gran dictador, yo aprendí a quererlos así, ordenando y desestructurando todo de mí. Lamento muchas veces no obedecer la ley de mi pequeño país pero a veces el contexto internacional afecta a todo lo que hay allí, incluso a mí.
Pero no debes de preocuparte mi pequeño gran dictador, ya aprendí que la "libertad" restrictiva que dispones para mí es una muestra de que me tienes en tu corazón y así fue como aprendí lo que es y genera el amor...
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