martes, 26 de agosto de 2014

mi nirvana

Nunca entendí el porqué
de tantas cosas,
de las limitaciones,
de los dolores,
de los sueños rotos,
de las flores marchitas,
del no querer,
del puto dolor dando vueltas,
una y otra vez.
No me puedo limitar
al elegir si blanco o negro,
me costó replantearme muchas cosas en mi vida.
Me cuesta replantear,
plantearme todo, desde un mismo
y un distinto lugar.
Tengo que caminar,
caminar, caminar,
y las piernas quieren empezar a trotar.
Pero la respiración falla,
la limitación se hace presente,
se rompe un sueño,
me detengo a ver las flores
y ya no son tan vivaces.
No, las flores fueron llevadas.
Por favor, que el dolor no vuelva,
sólo quiero estar
entre brazos de alguien.
No quiero escoger,
que las dudas reflotan.
Que sean brazos,
que sean personas,
que sus corazones me hablen,
pero que no me dejen sola.
Dejame buscar un poco de mi propio nirvana,
todo estoy acostumbrada
a hacerlo sola,
pero acompañame en la mierda
que se me asoma en las ojeras.
Cuando mi nirvana sea conseguido,
lo quiero compartir.
Sin limitaciones,
sin dolores,
con sueños perseguidos y alcanzados,
con semillas jóvenes
para plantar nuevas flores,
sólo nirvana,
dando vueltas
en mi duro y dulce nirvana.

dolores

Las paredes de mi garganta
se cierran,
como los muros de un edificio
que ha sido detonado,
se caen, se vienen encima.
Oh,
no sé en qué momento comprendí
que te había amado.
Tan poco tiempo,
menos del que quisiera,
y me dueles tanto.
O al menos creo que era eso.
Nunca supe cómo hacer así,
las cosas bien.
Decime que estoy loca,
pero esa es mí cosa.
Creo que te quiero,
y eso es lo que me esta matando.
Me duele,
me dueles,
me dolían.
Me duelen.
Tantos dolores por aliviar,
tantos dolores sentidos y por sentir,
y otros tantos reprimidos.
Ay, no sé,
simplemente no quiero más.
No te sumes, por favor,
no seas uno más.

domingo, 4 de mayo de 2014

Lagrimas de whisky

No, por favor,
no es llanto lo que atraviesa mi cara,
son gotas de whisky pérdidas, que buscan su camino
de vuelta a su casa.
Esfumandome
 entre el humo de un cigarrillo,
varios cigarrillos
mi whisky persigue su camino a casa.
El vaso no me deja,
el vaso me delata,
las lagrimas de whisky sólo quieren volver a su casa.
Entre diversos humos
la noche se esfuma,
como el dolor de los golpes,
y de tantos roces
que sólo me divierten
y me hacen reír.
Me río para evitar
que más lagrimas de whisky intenten al vaso alcanzar.
Peleo y la quemazón,
(tan dulce
como el ardor de un viejo amor)
del whisky
y del humo
bajan tan profundo y me impregnan hasta el corazón.
No, no debo llorar,
sino no podré parar.
Mientras otra letra suena en el fondo de mi cabeza,
casi siempre en ritmo de jazz
y las lagrimas de whisky que siguen tratando de escapar
aprovechan la letra
de una canción cualquiera que me rodea,
y yo ni siquiera me había dado cuenta.
De la misma humareda que me fui,
a veces vuelvo,
con mi vaso en la mano,
con los bordes
(siempre con labial manchados, delatandome)
al mismo ritual,
de buscar y desencontrar,
tantas cosas,
tantas cosas
y manteniendo cautivas a esas lagrimas de whisky
que saben más de lo que jamás me atreveré a contar.

domingo, 19 de enero de 2014

Cubreme de flores

¿Y qué si te pido 
que alguna vez, si tienes tiempo,
si no estamos lejos, ni nos enceguecen los egos,
y si volvemos a tener tiempo,
que me hagas un favor?

¿Y qué si te pido que me cubras de flores
de punta a punta,
qué me tiemble el alma
con el mero roce de unos pétalos?

¿Y qué si te pido
que al sentir tus dedos
cures de mi nostalgia
a todos los anhelos que había pensado
nunca iban a ser calmados?

Cubreme de flores, por favor,
y haz que de tanto en tanto,
cuando te recuerde,
sufra de ráfagas de primavera en mi mente.

Cubreme de flores
y que la noche que no se espera
(cuando ya no esperaba nada de ti),
se convierta en un encuentro con el día.

Cubreme de flores
de pies a cabeza,
y que las flores me derrumben toda entereza,
sorprendeme el tacto,
la vista, los oídos, el olfato,
el gusto y demás gustos ocultos,
que nadie puede descifrar.

Cubreme de flores,
porque lo que se buscaba, se encontró.
Lo que se perseguía, se consiguió,
y vacilante ante la duda, todavía,  
de si es verdad o no lo qué pasó,
necesito más realidad para poder encontrar
otra pequeña hoja atrapada en mi cabello,
y que tú, cubriéndome de flores,
no era un sueño.

Y sí, fue un recuerdo...