jueves, 16 de marzo de 2017

Jardines de arena

Iba camino a casa,
En el colectivo de siempre.
Rodeada de tanta gente, pero aislada
Con mis auriculares y un par de canciones tristes,
Con la mirada en la ventanilla,
Mi mejor confesor e incitador filosófico.
Y de golpe quise llorar.
Los ojos,
Llenos de tormentas de arena
Como la peor que pudiera tener el desierto del Sahara,
Así de secos se encontraban.
En algún momento imperfecto e inoportuno, como la vida misma,
La ira, ansiedad, frustración, el peso de la soledad y del dolor,
Se volcaron a lo opuesto .
Un rayo se cruzó, el trueno siguió
Y una gota de la nada humedeció
El arenoso jardín que había dentro de esos ojos.
De pronto, llovió.
De pronto, la tormenta de arena, comenzó a asentarse un poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario