domingo, 27 de enero de 2013

Inevitable

Y es que resulta inevitable sentir ese calor tan ardiente
recorrer mi piel
en cada lugar en el que tus manos y tu boca
todo lo tocan,
conocen y saborean tan bien.
Mucho más inevitables es a su vez,
el querer seguir probándote,
tener tu piel entre mis labios
una y otra, y otra vez.
Verte, por ésto, cerrar los ojos
y sentirte disfrutar
lo que yo disfruto tanto haciéndote.
Y así, tan natural y fluido
como el camino del río hacia el mar,
me excita la vorágine de tu placer
y cómo luego me tomas por sorpresa,
apasionada y casi salvajemente
hundiéndote en mí, marcándome una vez más,
en mis sentidos, en la piel, en la mente.
Es totalmente imposible el no gritar
y no gozar
de que carne y carne allí unidas, nos vuelva uno.
La sangre que corre por mis venas se acelera,
se vuelve fuego liquido
fluyendo para luego concentrarse en el centro de mí.
No, inevitable es luchar contra lo que me invade
una y otra, y otra, y otra vez,
no puedo hacer más que aceptarlo y recibirlo dentro de mí, gustosa,
abrirme más al sentimiento
y a las emociones
que me provocas.
No puedo hacer más que sentirte,
y desesperadamente, querer que me sientas también,
hasta que los dos juntos,
extasiados,
en medio de vaivenes de caderas,
lleguemos a un final sin palabras pactado,
culminando en la dulce agonía del placer al máximo.
Recibirte y tenerte entre mis brazos luego,
y que me recibas entre los tuyos también,
ambos agitados,
para segundos después despertarme de éste sueño,
otra vez....

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