Me siento bien.
No, no es mi nuevo mantra,
Ahora es de verdad, Creo.
Cuesta acostumbrarse,
acostumbrarme,
a mí.
Mis demonios me seducen
y vienen a jugar
tierna, dulce, provocadoramente,
de tanto en tanto.
Pero ya no me ahogo en ellos.
Mis demonios hoy son mis juegos,
me entretienen
desnuda y pesadamente,
bajo un halo de vicios y humos oscuros,
pero sólo me recreo en ellos,
ya no vivo de ellos.
En la seducción de la nostalgia,
como barco en el océano me tambaleo,
desnuda,
mientras el cuerpo se me bambolea de lado a lado.
Disfruto el golpeteo,
la fiereza y la fuerza
(placer y vicio culposo quizás),
pero sin culpa.
Me acepto a mí.
Estoy bien.
Muchos puentes crucé,
y más me han de esperar a la vuelta de cada esquina.
Y honestamente,
no veo la hora de verlos llegar.
Ahora sé que soy capaz de todo.
Ahora sé que siempre puedo más.
Sé que mi sangre sí corre,
sé que hay muchos vicios y placeres que me hacen vibrar.
Ahora sé
que la piel me responde
y que me siento bien.
Y esta vez, aunque me cueste creer,
es de verdad.
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