domingo, 4 de mayo de 2014

Lagrimas de whisky

No, por favor,
no es llanto lo que atraviesa mi cara,
son gotas de whisky pérdidas, que buscan su camino
de vuelta a su casa.
Esfumandome
 entre el humo de un cigarrillo,
varios cigarrillos
mi whisky persigue su camino a casa.
El vaso no me deja,
el vaso me delata,
las lagrimas de whisky sólo quieren volver a su casa.
Entre diversos humos
la noche se esfuma,
como el dolor de los golpes,
y de tantos roces
que sólo me divierten
y me hacen reír.
Me río para evitar
que más lagrimas de whisky intenten al vaso alcanzar.
Peleo y la quemazón,
(tan dulce
como el ardor de un viejo amor)
del whisky
y del humo
bajan tan profundo y me impregnan hasta el corazón.
No, no debo llorar,
sino no podré parar.
Mientras otra letra suena en el fondo de mi cabeza,
casi siempre en ritmo de jazz
y las lagrimas de whisky que siguen tratando de escapar
aprovechan la letra
de una canción cualquiera que me rodea,
y yo ni siquiera me había dado cuenta.
De la misma humareda que me fui,
a veces vuelvo,
con mi vaso en la mano,
con los bordes
(siempre con labial manchados, delatandome)
al mismo ritual,
de buscar y desencontrar,
tantas cosas,
tantas cosas
y manteniendo cautivas a esas lagrimas de whisky
que saben más de lo que jamás me atreveré a contar.