domingo, 6 de noviembre de 2016

profanación

El lugar no era muy santo,
pero de todas maneras,
ha sido profanado.
El desparramo y desparpajo
de todo lo que había por el suelo
sólo fue la mera consecuencia
de las blasfemias,
las malditas blasfemias,
de todas las blasfemias
que aquí han sido hechas.
Lo que quería,
con el miedo,
ha sido deshonrado e injuriado.
Los cimientos,
sacudidos, víctimas de nuestros pecados
y de la falta de ellos,
llevan el peso de las culpas.
De todas nuestras culpas.
Sólo queda
edificar un templo nuevo,
sólo queda
volver a creer y hacer.
La profanación ha resultado ser
el ardor que empujará
y que como el fénix,
con fuerza, hará volar

Más

Más.
Quiero más.
De la vida, de mí,
de lo bueno y de lo raro,
pero no de lo malo.
De lo malo ya he sentido
y demasiado.
Más,
ahí donde pido,
de lo que hace bien
y de lo que quiero,
de tú querer y el mío
(si es que alguna vez ha existido).
Quiero darte más
de lo que jamás te hayan dado,
pero no para cobrarte deuda
ni para que a nada
te sientas alguna vez obligado.
Más,
una y otra vez
quiero y necesito,
de más, por más,
es de que muero de sed.
Más,
como mis cigarros consumados
en la oscuridad,
como quemados por mis labios
(que a pesar de todo, te tienen mucho guardado),
de más ardid,
como los de mis lunares,
que hay quienes,
a veces,
los aprenden a contar.



jueves, 13 de octubre de 2016

como si fuera arcilla

Me rompieron el corazón mis padres, juntos y después, ya no.
Me rompió el corazón mi madre.
Me rompió el corazón mi padre.
Me rompieron el corazón mis abuelos.
Me rompieron el corazón varios "amigos" y Amigos
(así, con mayúsculas).
Me rompieron el corazón mascotas.
Me rompieron el corazón hombres.
Me rompieron el corazón mujeres.
Me rompí el corazón yo misma.
Me quebré a mí misma y me rompí
incontables veces.
Estuve al borde de haberme roto el corazón
y casi no haber podido arreglarlo.
Una ilusión, unas ganas de lo que no sé,
unas fuerzas de quién sabe,
un abrazado impensado
y otros muy bien sabidos,
divino pegamento para unir lo que había,
esparcido en el piso y parte guardado
(y también escondido)
en un cajón.
Me rompí el corazón con mí vergüenza.
Me rompí el corazón con mí orgullo.
Me rompí el corazón tanto
que quedó hecho polvo.
Pero al polvo le agregué líquido
de mis lágrimas, licores baratos y otros tantos bálsamos,
lo moldeé y horneé
y como si fuera arcilla,
a mí corazón yo lo volví a hacer.


miércoles, 24 de agosto de 2016

pequeña crónica/ atención dispersa


Me desespero.  No lo puedo evitar.  Pareciera ser tranquilo,pero es en realidad absolutamente lo contrario.
En el silencio, tic tac. Tic tac. Tic tac. Tic tac. Tic ... podría destrozar ese reloj en menos de un segundo, casi podría jurarlo (y no lo hago,porque no me gusta hacerlo).
Bueno, me contengo. O eso aparento. Creo.
'La procesión va por dentro', impasible mi rostro,no pareciera ser el de una persona que ha pasado por todo lo que pasó,  o que ha hecho todo lo que hice, etcétera,  etcétera, interminables etcéteras.  Esas son historias para más adelante.
Estoy en esta habitación, conteniendo un cuasi instinto asesino, con una migraña mortal, rogando por un analgésico potente y por ir a abrazarme a mí cama, a regodearme en mi miseria. Y para ver a quién podría coger, cómo y por cuánto tiempo.
No juzguen,todos tenemos nuestros mecanismos de regulación, y éste es mucho más sano (no voy a decir menos doloroso,porque eso no me gusta) que otras cosas que solía hacer antes.
Sí, digamos que es una micro/media confesión.
Tic tac. Tic tac. Tic tac. Tic tac. Puedo sentir cómo se me acelera la respiración.  Mi pie,debajo de la mesa, se sacude desaforadamente cada vez más. Mientras tanto,me miro las manos, me recuento los lunares en las palmas,en los dedos. Y casi me da un ataque cuando veo mis uñas y que el esmalte pintado hace unos pocos días se saltó un poco en las esquinas de algunas uñas.
No puedo recordar si dejé la lima de uñas en la mochila, o en mi casa, o en la casa de alguno de estos/estas mecanismos de liberación.  Necesito la lima para emparejarme las uñas, y que no se vea que el esmalte saltó en ninguna parte.
No se por qué soy tan maniática con mis uñas, no lo soy tanto con el resto de mi apariencia. Creo que hoy apenas me peiné.
Creo que tengo un pequeño déficit de atención.  O todo lo contrario,  no sé. Quizas el problema es que me concentro demasiado en misceláneas y tonterías que no tienen nada que ver con lo que 'debería' tener en mente en determinados momentos.
O tal vez, simplemente soy así, un espíritu y mente libre,que vuela y divaga por el cosmos...
Por cierto, qué buen momento para escuchar 'kosmic blues' de janis joplin! Ojala tuviera mis auriculares ahora y ese tema en mi celular para escucharlo y...
Alto,me estaban hablando, recalculando. No voy a fingir normalidad, sólo una atención certeramente aplicada sobre lo que se necesita.
En realidad,ni eso, a la larga. Digo que no estaba prestando atención, llana y simplemente. Y doy una gran y tonta sonrisota, de esas q muestras con dientes y todo, que te achinan bien los ojos?  (Más aún, en mí caso).
Mi migraña no se va. Quiero mi casa, antes de terminar de involucionar a modo cavernícola.
Y después tomar una cerveza helada.
Y esto fue un día 'normal'. Aunque no me gusta esa palabra. ¿Quién tiene la vara que parametriza lo que es normal de lo que no lo es?

En fin,dejémoslo en que fue un día mío. Ni bueno,ni mucho menos malo (esos son mucho más dramáticos y dolorosos). Simplemente, fue un día muy mío.

martes, 23 de agosto de 2016

declaración

Voy a ser sincera.
No me gusta mentir. 
Podría parecer una obviedad, pero es lo opuesto.
Mucho mas de lo que me enorgullece
haber vivido, 
mentí en mucho, en casi todo lo que he podido.
Esto es una declaración.
Una declaración de guerra.
A la vida.
Voy a pelearla, voy a vivirla.
a sentirla, como yo quiera.
Es difícil, cuando una es
su peor enemigo.
Cuando mucho tiempo se han buscado
las cosas equivocadas,
en todos los lugares errados.
Mi declaración de guerra, ya no es contra mí.
Es a la vida 
a la que voy a pelearla,
aunque me cuesten los intentos.
Mucha basura me inunda,
la reparación muchas veces es intensa
y dolorosa
(y no como antes buscaba y creía tan bueno).
Mis daños, mis caídas,
todo lo que no me dejaba salir a flote,
me duele cada tanto, me tira.
Pero lloro un rato, me sacudo,
levanto una cerveza, prendo un cigarro y sigo adelante.
Hoy me miro
y por supuesto que las cicatrices
todavía me decoran,
y puedo jurar que ellas, 
y toda la vergüenza que antes me traían
hoy son muy hermosas.
Lo digo de verdad,
voy a pelear.

varieté

Intenté de hablar de filosofía, alemana para ser precisa,
y me enredé con la literatura rusa (inevitable hablar de Anna Karenina),
y terminé en una batidora de las hermanas Brontë
y defendiéndome por ser una romántica en lo literato y que,
sin embargo, no me gusten las de Jane Austen.
Me hablaron de ficción
y los clásicos se me desbordaron,
empecé con Drácula, me acordé de Frankenstein,
de ahí me fui a Mary Shelley
y surgió el desarrollo feminista
y Simon de Beauvoir, a la cabecera, por supuesto.
Y  hablamos de empoderar las figuras de las mujeres,
y nos reímos al recordar tiernamente a Amélie.
Empezamos a hablar de mujeres,
del sexo y de los sexos,
y yo te hablé de Judith Butler.
Lo que nos llevó a retrotraernos a Foucault,
y a mi amor por Nietzsche.
Las ideas de liberación de la moral,
de lo distinto, nos llevo a una mezcla de indie, y algo de realidad,
y con eso
tropezamos con las películas de Lars von Trier,
Luego Elvis (mi perro) ladró, jugando con sus botellas
y hablamos de fútbol
(más opino, que lo que de verdad sé, me declaro culpable).
Terminamos hablando de animé,
de la vida,
del color del cielo al atardecer.
Empezamos con mates en mano,
preparados para una guerra de lenguas que no paraban de vibrar,
y tuvimos, más tarde (después de ver el color que se pintaba en el cielo
al atardecer),
que refrescar nuestros labios
con una cerveza helada.
Y después la música.
Simplemente no se puede parar y no se puede no cantar,
desafinadamente, pero con pasión,
así es como importa y suena mejor.
Así, mucho, todo y nada, honesto.
Estas varietés son lo mejor.

martes, 16 de agosto de 2016

montaña

Mil. Mil y uno. Y contando. Es fácil, si me buscas los defectos, vas a encontrarlos todos y más.
Pero bien que para quererte, para estimularte y confortarte, todos te satisfacen.
No me molesta, porque en y con vos también me estimulo y satisfago.
Una buena montaña para escalar, eso sos. Y me encanta subirme a vos un rato.
Porque en la cima, oh en la dulce y complicada cima,
libero lo que necesitaba liberar y estallar.
En la cima multicolor,
mis defectos pasados y presentes me ayudan
a escalar mejor.

jueves, 7 de julio de 2016

Placebo

Es como una droga. O más bien, una adicción a cualquier cosa, en realidad.
Como un violento episodio maniático, mis dedos, mis uñas, recorren los recovecos visibles y los ocultos de tu piel.
Pero esa no es la adicción.
La adicción es el provocar y tentar al dolor.
Y puedo decirte, sin lugar a dudas, que me provocas y compartes los dolores más placenteros.
Eso es lo que busco.
No debería caer, no debería asomar mi humano y estúpido pellejo al borde del abismo.
Sé lo que eso me hace.
Me marea, me irrita, me enferma. Me pone en un estado de nervios,
alteración creciente.
Me hace llorar. Me hace querer saltar.
Me hace querer volver al dolor real, que quiero reemplazar con el lujurioso y placentero dolor
que pretendo abarcar.
Uno. Una. Unos. Unas.
Todos. Un medio para un fin. Y un fin,
para un dulce, dulce medio.
Las cadenas pueden aparecer en mi cabeza,
moralistas ecos que retumban, pero pronto quedan fuera.
No me importan luego.
Quiero el ardor, del dulce y maniático dolor.
No me importa que me lastime,
te estoy dando mi permiso
y pidiendo por ello.
No, querido.
No, querida.
No es una fantasía,
es un anhelo,
es una necesidad que emerge urgente.
Quizás sea malo
el querer tanto ese calor, ese ardor.
Mis alas también se derretirán si me acerco mucho al sol?
Quién sabe.
Solo necesito.
Necesito.
Pedazo de mi cielo, no me pidas nada,
que no sabes lo que estas haciendo.
Soy sol caliente y destructor,
pero la luna sombría, nocturna y cíclica
también brilla en mí.
No busco mi droga,
sólo a mi placebo
por todo el tiempo que puedo.

jueves, 5 de mayo de 2016

Gravedad.

Y nos caemos,
Tropezamos y caemos
uno sobre otro.
Tan fuerte caemos,
nos empujamos.
Nos arrastramos por los rincones,
por todos nuestros rincones.
Casi puedo percibir
la esencia del calor,
cuando todas nuestras capas se desprenden.
No me conoces
y no te conozco,
pero esto,
esto me urge.
Los recovecos, paredes,
mesas, pisos,
se vuelven importantes
en el trabajo de nuestras manos,
para el roce de la piel,
para nuestra degustación.
Hacemos un festín de nosotros.
Las papilas gustativas
con el gusto de la carne encima,
preparan el camino.
No queremos ir al cielo,
no ahora.
La gravedad nos pesa mucho,
no queremos elevarnos,
nos lleva hacia abajo,
y allí es donde más queremos aferrarnos,
al menos por ahora.
La suavidad de la piel,
la vigorosidad del toque de nuestros dedos,
enloquece la llama
y podríamos provocar grandes incendios.
El calor del fuego que se aviva,
recibe y envuelve,
con fuerza,
al visitante que impetuoso llega.
Los labios no son suficientes,
los dientes están celosos
y dejan un camino nuevo y ardiente en la piel.
La intensidad que admiro
se acrecienta,
y las uñas se me parten,
intentando contener lo que se desborda.
Ruidos intensos en el aire,
una bruma que se expande,
gemidos que dicen "No",
pero placeres que dicen "Sí".
Ahí están.
Encuentros.
No te conozco
y no me conoces,
pero sabes que esto,
sea lo que sea
este revoltijo de piernas, sabanas y fuegos,
esto me urge.
Esto me pesa.
Pero es culpa de la gravedad,
nos arrastra hacia abajo
y así nos caemos,
tan fuerte.


Bien.

Me siento bien.
No, no es mi nuevo mantra,
Ahora es de verdad, Creo.
Cuesta acostumbrarse,
acostumbrarme,
a mí.
Mis demonios me seducen
y vienen a jugar
tierna, dulce, provocadoramente,
de tanto en tanto.
Pero ya no me ahogo en ellos.
Mis demonios hoy son mis juegos,
me entretienen
desnuda y pesadamente,
bajo un halo de vicios y humos oscuros,
pero sólo me recreo en ellos,
ya no vivo de ellos.
En la seducción de la nostalgia,
como barco en el océano me tambaleo,
desnuda,
mientras el cuerpo se me bambolea de lado a lado.
Disfruto el golpeteo,
la fiereza y la fuerza
(placer y vicio culposo quizás),
pero sin culpa.
Me acepto a mí.
Estoy bien.
Muchos puentes crucé,
y más me han de esperar a la vuelta de cada esquina.
Y honestamente,
no veo la hora de verlos llegar.
Ahora sé que soy capaz de todo.
Ahora sé que siempre puedo más.
Sé que mi sangre sí corre,
sé que hay muchos vicios y placeres que me hacen vibrar.
Ahora sé
que la piel me responde
y que me siento bien.
Y esta vez, aunque me cueste creer,
es de verdad.